Me parece que el traducir de una lengua a otra es como quien mira los tapices flamencos por el revés, que aunque se ven las figuras, están llenas de hilos que las oscurecen, y no se ven con la lisura y tez del haz; y el traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio ni elocución, como no le arguye el que traslada ni el que copia un papel de otro papel––dijo don Quijote.
Y aún así le dije a Enrique Fierro, simpatizante de los rinocerontes––Tomemos prestada la pelota de ping-pong de nuestros amigos Lorenzo y Margarita, y aquí escribámonos y traduzcámonos el uno al otro. Pero, tejamos reversos, traducciones traidoras, como falsos amigos, des faux amis que se miran, pero no se reconocen.

Tuesday, May 17, 2016

Disculpen la falta de noticias los últimos dos días. Enrique pasó dos noches difíciles el sábado y el domingo: dolor en las piernas, las náuseas de siempre, y uno que otro síntoma más. Anoche descansó más tranquilamente con el dolor bajo control y las náuseas reducidas. Está cansado y débil, pero estable. Ahora mismo duerme entre sus sosegados ronquidos. 

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