Me parece que el traducir de una lengua a otra es como quien mira los tapices flamencos por el revés, que aunque se ven las figuras, están llenas de hilos que las oscurecen, y no se ven con la lisura y tez del haz; y el traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio ni elocución, como no le arguye el que traslada ni el que copia un papel de otro papel––dijo don Quijote.
Y aún así le dije a Enrique Fierro, simpatizante de los rinocerontes––Tomemos prestada la pelota de ping-pong de nuestros amigos Lorenzo y Margarita, y aquí escribámonos y traduzcámonos el uno al otro. Pero, tejamos reversos, traducciones traidoras, como falsos amigos, des faux amis que se miran, pero no se reconocen.

Monday, January 17, 2011

Quizá María Elena sea, como dice Manning, "mítica", pero para nosotros siempre será, simplemente, "María Elena". Confiemos que llegue el día en que podamos hablar de mil y una cosas de ella, pero por ahora decidimos, desconsolados, hacer silencio. Limitémonos a recordarles, a los que nos conocen más, que la amistad ininterrumpida de Ida con María Elena se inició en Montevideo el año 1947 y la mía unos quince años después.

En cuanto al tío Floro, debemos aclararle a Margarita que sí existió y que, para mí, no dejará nunca de existir: por eso a veces me reúno con él para compartir la lectura de algún poema de las "Residencias", que tanto le acompañaran en sus largas estadías en Colonia Francia. Tiempo tendremos (¿o no?) de referirnos a sus fascinantes apasionadas conversaciones bajo el sol de las horas de la siesta y por un camino rural o bajo la luna de febrero y por la rambla del Parque Rodó.

Whistler señaló: "Art happens". Y a Borges le gustaba recordarlo. Pero hoy estuve un rato largo dándole vueltas a la frase y a las que le siguen y ahora no me atrevo a decir qué pienso de ella, de ellas. ¿Será que no sé pensar? ¿O será que no sé decir lo que pienso? ¿Cómo es eso, Manning?

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